Los bosques amazónicos se debilitan

JORGE.KIKE.MEDINA/WIKIMEDIA COMMONS
Un estudio de la Universidad de Valencia (UV), publicado recientemente en Journal of Geophysical Research, afirmó que la resistencia de los bosques amazónicosal estrés térmico podría estar debilitándose, con el consiguiente riesgo de aceleración del calentamiento global.

El estudio, que llega a esta conclusión tras evaluar los efectos de las sequías de 2005 y 2010 en los bosques tropicales del Amazonas, procede de la Unidad de Cambio Global del Laboratorio de Procesado de Imágenes (LPI), en el Parc Científic de la UV.

Fuentes de la institución académica han informado en un comunicado que la selva amazónica representa alrededor del 50 por ciento de los bosques tropicales del mundo; y suponen un componente "clave" del ciclo global del carbono, de manera que los cambios que se producen en estos bosques "pueden afectar a la concentración de CO2 en la atmósfera y, por tanto, al propio cambio climático".

Uno de los factores más determinantes del cambio climático sobre la región amazónicason las sequías severas, fenómenos que se producen por un aumento en la temperatura del mar, en particular en la zona este del Océano Pacífico, y que se conocen popularmente como El Niño, añadieron.

Sin embargo, a lo largo de la última década -en 2005 y 2010-, se han producido dos sequías extremas y anómalas -las mayores del último siglo- que no van asociadas a un aumento de la temperatura del mar en el océano Pacífico, sino a un aumento de la temperatura del mar en el océano Atlántico.

Numerosos estudios han analizado en los últimos años el efecto de las sequías sobre el 'verdor' de los bosques amazónicos medido con datos de satélite, "pero son escasos los trabajos que han analizado el papel de las anomalías térmicas", señalaron.

LOS RESULTADOS

Los resultados muestran, sorprendentemente, que las anomalías térmicas positivas -calentamiento- no se produjeron únicamente en los años de sequía 2005 y 2010, sino que prácticamente se mantuvieron hasta el mismo 2012.

El análisis de tendencias en temperatura muestra un calentamiento estadísticamente significativo en la última década (2000-2012), algo que no se observa en décadas anteriores (1980-2000). Las regiones más afectadas por este calentamiento reciente se encuentran en la zona sureste, coincidiendo con el llamado 'arco de deforestación', que incluye las regiones brasileñas de Rondonia, Mato Grosso y Pará, donde las prácticas de deforestación han sido más agresivas en los últimos años

Se observa, además, que el calentamiento anómalo está relacionado con irregularidades térmicas de la temperatura del mar, tanto de la zona este del océano Pacífico como de la zona tropical del océano Atlántico, siendo esta última región la que mayor influencia ha tenido en los últimos años, en los que no se ha producido fenómenos de El Niño severos.

Si bien siempre se ha considerado que los bosques tropicales del Amazonas poseen una extraordinaria resistencia a las condiciones de estrés hídrico -como ocurre por ejemplo durante una sequía-, los resultados mostrados en este estudio, junto con otros estudios en los que se ha observado una pérdida de biomasa e incluso una parada temporal del bosque como sumidero de carbono durante las sequías de 2005 y 2010, sugieren que la resistencia de los bosques amazónicosal estrés térmico podría estar debilitándose.

El calentamiento sostenido durante estos últimos años, junto con las predicciones de algunos modelos climáticos de una mayor frecuencia de sequías severas e incluso de un cambio del bosque tropical a sabana, "representan un riesgo para la aceleración del calentamiento global", si bien se necesita de un mayor análisis en los próximos años con el fin de observar si este calentamiento reciente se mantiene o bien se trata de un fenómeno transitorio.

Fuente: Europa Press

2012, un año de preocupantes récords climáticos

Groenlandia. (NASA)
El 2012 batió récords en cuanto a la pérdida de hielo en el Ártico, el aumento de los niveles del mar y la emisión de gases de efecto invernadero, según un informe divulgado por la Administración de Océanos y Atmósfera de Estados Unidos (NOAA).

Según un estudio sobre el estado del clima elaborado por científicos de 52 países, el año 2012 estuvo entre los 10 años más cálidos desde que hay registros y países como EEUU y Argentina tuvieron el año más caluroso de su historia.

"Los niveles de carbono están subiendo, los niveles del mar están subiendo, el hielo del Ártico se está derritiendo y nuestro planeta en su conjunto se está convirtiendo en un lugar más cálido", resumió la directora interina de la NOAA, Kathryn Sullivan.

El hielo marino del Ártico alcanzó su nivel mínimo en septiembre y en junio la capa de nieve en el hemisferio norte también bajó a mínimos históricos. Además, durante un periodo de dos días en julio, el 97% de la capa de hielo de Groenlandia mostró algún tipo de deshielo, cuatro veces más que el promedio en esa época del año.

Aumento de la temperatura del océano

Las temperaturas de la superficie de los océanos también aumentaron, según la NOAA, y en este aspecto el 2012 fue uno de los 11 años más cálidos registrados.

Asimismo, tras los descensos experimentados en el primer semestre de 2011 por efecto del fenómeno de 'La Niña', en 2012 los niveles del mar se recuperaron y superaron su anterior récord.

Después de un ligero descenso asociado a la recesión económica mundial, las emisiones globales de gases de efecto invernadero procedentes de la quema de combustibles fósiles también alcanzaron su récord y las concentraciones atmosféricas de dióxido de carbono (CO2) llegaron a un promedio de casi 400 partes por millón (ppm).

Fuente: El Mundo

Diez lugares maravillosos que hay que visitar antes de que desaparezcan

Algunos de los lugares con más encanto del mundo podrían desaparecer o cerrarse al público para siempre en los próximos años o décadas a causa de la acción del hombre y el cambio climático. El portal dailyinfographic.com ha recopilado los diez más imprescindibles y analizado qué les amenaza y cuántos años les quedan.

Foto: Getty/Flickr


Islas Galápagos 

Uno de los lugares más espectaculares del planeta, las islas Galápagos, situadas en océano Pacífico a 1.000 km de la costa de Ecuador, se ven amenazadas por la llegada del turismo, que crece un 12% cada año, y por el creciente número de hoteles que pueblan la otrora deshabitada isla.

Además, los contrabandistas, que están acabando con la fauna local, y los abundantes cruceros, ponen en peligro las más de 9.000 especies que pueblan las islas y contribuyen a la acuciante decadencia de las maravillas naturales de las Galápagos.

Más de 9.000 especies se ven amenazadas en las islas Galápagos. (GYI)

Las Maldivas

El calentamiento global y el deshielo de los glaciares afecta peligrosamente a las Maldivas. El 80% de este país, situado en el océano Índico al sudoeste de Sri Lanka y de la India, no supera el metro de altura por encima del nivel del mar.

El país asiático más pequeño en cuanto a población (317.280 habitantes en 20120) y en cuanto a extensión (298 km²) podría desaparecer, según Daily Infographic, en menos de 100 años.

Una imagen aérea de Maldivas. (Oficina de turismo de Maldivas)

La Gran Barrera de Coral

La Gran Barrera de Coral, el único ser vivo visible desde el espacio, también parece tener los días contados. El aumento de la temperatura y de la contaminación del agua, la acidificación de los océanos y el creciente número de ciclones que azotan el Mar del Coral destruirán en menos de 100 años el mayor arrecife de coral del mundo, situado frente a la costa de Queensland al noreste de Australia.

Los estudios estiman que el 60% de los arrecifes desaparecerá antes de 2030, cosa que implicará la destrucción de 8.000 años de creación natural en menos de 20 años.

La gran barrera de coral tiene una superficie de 347.800 km2, una extensión superior a Reino Unido, Holanda y Suiza juntos.

Fotografía que muestra parte de la Gran Barrera de Coral de Australia. (GYI)

Venecia

Que las calles de Venecia se inundan de forma periódica es conocido por todos. Pero el rápido aumento del nivel del mar ha incrementado peligrosamente la frecuencia y el volumen de agua en los callejones y plazas de la ciudad italiana.

Los científicos han estudiado durante años la periodicidad de este fenómeno en la plaza San Marco. En 1900, el agua hacía acto de presencia en las calles menos de 10 veces al año. En 1980 ya eran 40 las veces que se inundaba el asfalto de la ciudad. En el año 2000, sin embargo, la periodicidad de este fenómeno se disparó hasta más de 60 veces al año.
Los científicos apuntan que la ciudad podría desaparecer en menos de 70 años

Venecia, en otoño. (Flickr/Dr. Savage)

Mar Muerto

En las últimas cuatro décadas, el tamaño del Mar Muerto se ha contraído más de 24 metros, un tercio de su tamaño. El volumen del lago más salado del mundo (1,24 kilos de sal por litro de agua) se reduce 1,2 metros al año, ya que su principal subministrador de agua, el río Jordán, ve como su caudal es cada vez más aprovechado por el ser humano, disminuyendo su aportación.

Esta contracción podría llevar al Mar Muerto, el lugar más bajo de la Tierra respecto al nivel del mar (423 metros por debajo), a desaparecer en menos de 50 años, según Daily Infographic.

Imagen del Mar Muerto, el lago más salado del mundo. (GYI)

La isla de Madagascar 

Los bosques y selvas de la cuarta isla más grande del mundo podrían haber prácticamente desaparecido dentro de 35 años. El 80% de la flora y fauna de la isla no se puede encontrar en ningún otro lugar del mundo.

Bosques de Madagascar. (Frank.Vassen en Flickr)

Los glaciares de los Alpes

Están amenazados por el deshielo y desde 1980 han perdido el 20% de su superficie. Algunos expertos afirman que el cambio climático podría provocar su completa desaparición en 40 años.

Glaciar de Aletsch en los Alpes suizos. (gsfc en Flickr)

La cuenca del Congo

La segunda selva pluvial más grande del mundo después del Amazonas está amenazada por la deforestación. Naciones Unidas alerta que dos tercios de su riqueza podrían haber desaparecido para el año 2040.

Elefantes en el parque nacional de Odzala, en el Congo. (grappie en Flickr)

El Parque Nacional de los Glaciares de Estados Unidos

Actualmente ya sólo quedan 27 de los 150 glaciares que tenía el parque hace un siglo. Se cree que en menos de 20 años habrán desaparecido completamente y el ecosistema de la zona de 4.000 kilómetros cuadrados, en Montana, variará por completo

Lago McDonald del Parque Nacional de los Glaciares de EE.UU. (glaciernps en Flickr)

El Taj Mahal

Las autoridades indias están considerando cerrar al público la entrada al espectacular monumento del siglo XVII para asegurar su preservación, amenazada por el tránsito de millones de turistas y por la contaminación. Se podría cerrar en un plazo de cinco años.

Taj Mahal (India)
Fuente: La Vanguardia 

Retratos de glaciares que se desvanecen

Durante los últimos siete años, el fotógrafo del medio ambiente James Balog y su equipo de Seguimiento de Hielo Extremo (EIS, por sus siglas en inglés), exploradores, artistas y científicos de la Tierra, han estado documentando los signos visibles del derretimiento de los glaciares.

En viajes a sitios remotos del planeta, el equipo ha registrado cómo el hielo ha sido transformado por el sol, el agua del mar y el tiempo. En una de las ubicaciones estudiadas por el equipo, Disko Bay, el hielo se ha desprendido de la masa helada de Groenlandia y flota en el norte del Océano Atlántico, lo que ha aumentado el nivel del mar.

Este lago de agua derretido fue generado por las cálidas temperaturas del verano en la superficie de la capa de hielo de Groenlandia, 30 millas al sur de Llulissat Isfjord. El agua finalmente fluye en remolinos o arroyos que se abren paso por el hielo y se alejan de la base del glaciar hacia el océano.

Agua derretida lubrica la base del glaciar y hace que el hielo fluya más rápido hacia el mar.

A mediados de los años 80, el glaciar Columbia se cubrió de arriba a abajo de una franja oscura de vegetación. La demarcación entre la vegetación verde arriba y la roca desnuda abajo marca la "línea de corte", que es el punto más alto alcanzado. Desde entonces su grosor ha disminuido un total de 400 metros.

Las fotografías de James Balog, seleccionadas del archivo fotográfico del EIS, han sido publicadas en la obra "Ice: Portraits of Vanishing Glaciers" (Hielo: retrato de glaciares en extinción", de la casa editorial Rizzoli, en New York).
Fuente: BBC 

Las especies marinas se desplazan hacia los polos por el calentamiento

Las plantas y los animales marinos necesitan moverse más rápido para adaptarse y buscar las condiciones térmicas más favorables.

Foto: CSIC
Un equipo internacional con participación del Consejo Superior de InvestigacionesCientíficas (CSIC) ha recopilado los estudios disponibles sobre los efectos del cambio climático en el océano global. Los resultados revelan que los organismos marinos se desplazan hacia los polos a un ritmo de 72 kilómetros por década en respuesta al calentamiento del océano. El estudio se publicó en el último número de la revista 'Nature Climate Change'.

Los gases de efecto invernadero calientan los ecosistemas terrestres tres veces más deprisa que en el océano. No obstante, las plantas y los animales marinos necesitan moverse para adaptarse a esta situación y buscar las condiciones térmicas que más les favorecen. De hecho, las especies marinas han cambiado su distribución en los últimos 50 años a un ritmo mayor que las terrestres.

"Nuestros resultados llenan una laguna en la evaluación del impacto del cambio climático del último informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, en el que se analizaban unas 80 observaciones sobre impactos en el océano, frente a las 1.735 que hemos estudiado ahora", asegura el investigador del CSIC,Carlos Duarte.

Los organismos con la media más rápida en sus desplazamientos son los que viven en la zona pelágica: fitoplancton, que se mueve a unos 470 kilómetros por década, peces, a un ritmo de unos 280 kilómetros por década, y los invertebrados del plancton, que se desplazan a unos 143 kilómetros cada década.

La respuesta al cambio climático

La investigación concluye que la emisión de gases de efecto invernadero ha calentado significativamente la superficie de los océanos y que la respuesta global de los organismos marinos demuestra "una fuerte huella" del impacto de este fenómeno de origen antropogénico.

Las diferencias de los cambios observados entre especies y poblaciones sugieren que las interacciones entre estos organismos y las funciones que desempañan en el ecosistema marino podrían estar reorganizándose a escala regional, desencadenando una variedad de "efectos en cascada".

El 24% de las especies analizadas no mostraron ningún tipo de respuesta al calentamiento, lo que podría deberse a diversas circunstancias, como la falta de resolución en las observaciones o de entendimiento de los distintos procesos que intervienen y a otras razones como la adaptación evolutiva.

"Comprender los mecanismos y la magnitud de las respuestas de los organismos marinos al cambio climático puede ayudar a prever futuros impactos y los costes asociados para la sociedad. También facilita la adopción de estrategias adaptativas de gestión efectiva a la hora de mitigar estos impactos. Este trabajo no sólo recopila las evidencias de los efectos extendidos del cambio climático sobre los océanos, sino que además predice la futura reconfiguración de los ecosistemas marinos y de los recursos que suministran", concluyen los investigadores.

Fuente: El Mundo

Los glaciares protegen a las montañas

Nueva evidencia demuestra que los glaciares protegen las cumbres de los Alpes de Europa de la erosión y no son su causa.

Los glaciares protegen las cumbres de la erosión causada por factores climáticos como la lluvia.

Un grupo de científicos franceses estudiaron la desgaste sufrido por el Mont Blanc, pico más alto de Europa occidental, en torno y debajo de sus glaciares.

El hielo congelado en las zonas más altas apenas tuvo un rol en la erosión de la roca, dijo el equipo.

Las zonas que no estaban cubiertas por glaciares fueron erosionadas diez veces más rápido que las que sí, por efecto de las vertientes de agua y la lluvia.

La investigación, parte del trabajo doctoral de Cécile Godon, de la Universidad deSaboya (emplazada cerca de los Alpes franceses), fue publicada en Earth and Planetary Sciences Letters.

El estudio se concentró en el glaciar Bossons, que cubre parte de la cara norte del Mont Blanc y se expande hacia el valle de Chamonix.

El equipo comparó restos de roca desprendidos de la montaña, que se encontraban en la base del glaciar Bossons, y sedimentos arrastrados por arroyos de alta montaña, con la erosión de las zonas cercanas que no estaban cubiertas por el glaciar.

Los investigadores hallaron que el frío hielo glaciar protege a la montaña de la erosión, en vez de ser un factor que la promueve.

Primera vez

Fritz Schlunegger, de la Universidad de Berna, Suiza, dijo: "Este equipo utilizó sedimentos en la base del glaciar Bossons para determinar dónde tiene lugar la erosión bajo el hielo".

Los glaciares que rodean al Monte Everest habían perdido más de un octavo de su superficie en los últimos 50 años.
"La mayor parte del material provino de zonas no congeladas en torno al glaciar, mientras en la parte más alta del Mont Blanc, donde el (hielo del) glaciar toca la roca, la erosión es mucho menor", explicó el académico, quien no formó parte de la investigación de Gordon.

"Esta es realmente la primera vez, según mi conocimiento, en que esto se ha demostrado de forma convincente."

"Sin embargo, las montañas no crecen en forma indefinida, así que tiene que existir otro mecanismo que haya contenido la altura de la cumbre de Europa. De acuerdo con los hallazgos de Gordon, la erosión no tiene que ver con los glaciares, así que tenemos que pensar en otras posibilidades", agregó Schlunegger.

Según el consenso científico, en todo el mundo los glaciares de montaña están reduciendo su tamaño debido al cambio climático.

Este año se informó que los glaciares que rodean al Monte Everest habían perdido más de un octavo de su superficie en los últimos 50 años, y la línea de nieve se había retraído 180 metros.

Los resultados de la investigación de Gordon sugieren que esto podría llevar a que cambien las formas de las montañas más altas del mundo.

Fuente: BBC

Mar de nubes

Mae Hong Son significa "la ciudad de las tres nieblas", un nombre que se entiende al subir al templo de la colina de esta ciudad tailandesa.

BILDAGENTUR HUBER / TAYLOR RICHARD
El Wat (templo) Phra That Doi Kong Mu, situado sobre una colina de Mae Hong Son, al noroeste de Tailandia, destaca por sus dos estupas blancas profusamente decoradas, la más grande de 1860 y la otra de 1874, ambas de influencia birmana.

Los visitantes que suben a la colina se encuentran además con un buda erguido y dos leones, y con unas espectaculares vistas, con la población a los pies o, como en el momento de la fotografía, un mar de nubes (Mae Hong Son significa “la ciudad de las tres nieblas”). 

La villa, situada a unos 900 kilómetros de Bangkok, es capital de la provincia homónima fronteriza con Birmania, una zona perdida y poco poblada, dominada por la neblina y el bosque húmedo, que atrae cada vez a mayor número de turistas de la naturaleza. El área era conocida en el pasado por los domadores de elefantes salvajes.

Fuente: El País

El cambio climático es el más rápido desde el tiempo de los dinosaurios

Es el proceso más acelerado que ha registrado el planeta desde la extinción de los dinosaurios, hace 65 millones de años.

Una familia de osos polares atrapada en un iceberg por el deshielo. (DENNIS BROMAGE/BARCROFT MEDIA/CORDON PRESS)
El cambio climático no es una novedad en la historia del planeta, pero el calentamiento actual, provocado por la actividad de la especie humana —y esto sí que es insólito—, es al menos diez veces más rápido que los producidos, por causas naturales, en los últimos 65 millones de años, es decir, desde la extinción de los dinosaurios.

Alertan al respecto los científicos que han aunado el conocimiento actual sobre el cambio climático en un informe especial de la revista Science. Y puntualizan que el aumento de las temperaturas de unos cinco grados centígrados que se registró al finalizar la última Edad de Hielo en la Tierra es aproximadamente el mismo que puede producirse a finales de este siglo, respecto a la media de 1986-2005. En ese momento, las olas de calor extremo en verano o las lluvias torrenciales serán la norma cada año y no la excepción.

“Sabemos que en los cambios del pasado los ecosistemas respondieron a cambios de temperatura de unos pocos grados a lo largo de miles de años, pero la trayectoria climática sin precedentes en la que estamos ahora conlleva un cambio en décadas, lo que significa órdenes de magnitud más rápidas”, ha explicado Noah Suresh Diffenbaugh, uno de los autores de la investigación. “Estamos ya viendo que algunas especies afrontan el reto del ritmo acelerado de cambio”, añade.

Hace 20.000 años, al final de la Edad de Hielo, la Tierra experimentó un aumento de temperatura de unos cinco grados centígrados. A medida que se retiraba hacia latitudes más altas la capa helada que cubría gran parte de Norteamérica, las plantas y los animales recolonizaron las tierras que iban liberándose, explican los científicos de la Institución Carnegie y de la Universidad de Stanfordautores del nuevo informe.

Hace 55 millones de años, la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera era comparable a la actual, según muestran los estudios de paleoclima. En aquel tiempo, el Ártico no tenía hielo en verano (fenómeno que, según los climatólogos, se dará de nuevo dentro de unos años) y en las tierras cercanas hacía suficiente calor como para que vivieran allí palmeras y caimanes.

Los modelos que elaboran los científicos para describir la evolución del clima futuro indican que, si las emisiones de CO2 no se controlan, las temperaturas en Norteamérica, Europa y Asia Oriental habrán subido de dos a cuatro grados entre 2046 y 2065, y cinco o seis grados por encima de la media actual a finales de siglo. Esos modelos climáticos permiten analizar la respuesta física de la atmósfera y de los océanos a los cambios en las concentraciones de gases de efecto invernadero. “Con un escenario de futuro de altas emisiones, el mayor cambio climático se registra en las latitudes altas del hemisferio norte, pero todos los territorios del planeta se calientan dramáticamente”, señala Chris Field, director del Departamento de Ecología Global de la Institución Carnegie.

Los científicos analizan en su informe los efectos de estas alteraciones sobre los ecosistemas y advierten que muchas especies tuvieron en el pasado que adaptarse o migrar, ante la presión del calentamiento, para evitar la extinción. Pero la situación puede no ser ahora la misma: “Hay dos diferencias clave para los ecosistemas, en las próximas décadas, en comparación con el pasado geológico”, cuenta Diffenbaugh en un comunicado de Stanford. “Una es la rapidez del moderno cambio climático y la otra es que actualmente hay múltiples presiones humanas que no están presentes hace 55 millones de años, como la urbanización y la contaminación de las aguas”. Los científicos han calculado la velocidad de desplazamiento que necesitarían las especies para alcanzar zonas con temperatura adecuada: en gran parte del planeta tendrían que migrar al menos un kilómetro al año hacia los polos o hacia las zonas altas de las montañas.

El informe de Science señala que es posible atenuar los efectos del cambio climático si se ralentiza y se reduce su magnitud controlando las emisiones de gases de efecto invernadero que lo provocan. “Pero hay una inercia”, recuerda Diffenbaugh. “Si cada nueva planta de energía o fábrica en el mundo produjera cero emisiones, todavía presenciaríamos el impacto [del calentamiento global] debido a las infraestructuras existentes y a los gases ya emitidos”.

Los científicos recuerdan que hay incertidumbres en las proyecciones climáticas ante el futuro, como el efecto de las nubes o el ciclo del carbono, pero afirman que la mayor incertidumbre reside en el nivel que alcanzarán de las emisiones de la actividad humana.

Fuente: El País

El clima influye en los conflictos humanos y la violencia


Los cambios en el clima están estrechamente vinculados a la violencia humana en todo el mundo. Incluso desviaciones relativamente pequeñas de la temperatura normal o las lluvias han incrementado sustancialmente el riesgo de conflicto en la antigüedad o en la actualidad, según un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de California en Berkeley, y la Universidad de Princeton, ambas en Estados Unidos.

Los resultados, que cubren todas las principales regiones del mundo, con datos procedentes de Brasil, China, Alemania, Somalia o Estados Unidos, y muestran patrones similares de conflictos vinculados a los cambios climáticos, como el aumento de las sequías o un incremento de la temperatura media anual, aparecen publicados en la revista 'Science'. Con la acumulación de más datos que otros estudios previos, los autores fueron capaces de demostrar que el clima de la Tierra desempeña un papel más influyente en los asuntos humanos de lo que se pensaba.

Algunos ejemplos que expone esta investigación son los picos de la violencia doméstica en India y Australia, el aumento de agresiones y asesinatos en Estados Unidos y Tanzania, la violencia étnica en Europa y Asia del Sur, invasiones de tierras en Brasil, el uso de la fuerza de la policía en Holanda, los conflictos civiles en los trópicos, y hasta los colapso de los imperios mayas y chinos.

El nuevo estudio podría tener implicaciones importantes para la comprensión del impacto del futuro cambio climático en las sociedades humanas, ya que muchos modelos climáticos globales proyectan un incremento de la temperatura global de por lo menos 2 grados centígrados durante el próximo medio siglo.

"Hemos recogido 60 estudios existentes que contienen 45 conjuntos de datos diferentes y volvimos a analizarlos y a obtener resultados mediante un marco estadístico común. Los resultados fueron sorprendentes", explica Solomon Hsiang, autor principal del estudio, que era un becario postdoctoral en Ciencia, Tecnología y Política Ambiental de la Universidad de Princeton durante el proyecto de investigación y ahora es profesor adjunto de Política Pública en la Escuela Goldman de la Universidad de California en Berkeley.

El último estudio ha adoptado una definición amplia de los conflictos y utiliza los métodos de investigación, más que volver a evaluar lo encontrado en los estudios cuantitativos más rigurosos publicados desde 1986, para examinar los aspectos del clima como la lluvia, la sequía o la temperatura, y su asociación con diversos formas de violencia.

Para determinar si existía una relación entre el clima y los conflictos en múltiples niveles de la organización social, los investigadores estudiaron si la evidencia de un vínculo es coherente dentro de cada uno de las tres grandes categorías de conflictos: la violencia personal y el crimen como asesinato, asalto, violación y violencia doméstica; la violencia intergrupal y la inestabilidad política, como guerras civiles, disturbios, violencia étnica e invasiones de tierras; y alteraciones institucionales, como cambios bruscos e importantes en las instituciones de gobierno o el colapso de civilizaciones enteras.

Los científicos encontraron que los tres tipos de conflicto exhiben respuestas sistemáticas y grandes a los cambios en el clima, con el efecto sobre el conflicto intergrupal como el más pronunciado en términos porcentuales. Además, vieron que el conflicto responde más consistentemente a la temperatura, con una relación positiva entre las altas temperaturas y una mayor violencia en 27 estudios, usando un enfoque en el que se convirtió el cambio climático en unidades específicas de ubicación conocidas para los estadísticos como desviaciones estándar.

"Encontramos que un solo turno de desviación estándar hacia condiciones más cálidas hace que la probabilidad de violencia personal aumente un 4 por ciento y el conflicto intergrupal crezca un 14 por ciento -dijo Marshall Burke, coautor principal del estudio y estudiante de doctorado en el Departamento de Agricultura y de Economía de los Recursos de Berkeley-. Para hacerse una idea de la escala, este tipo de cambio de temperatura es aproximadamente igual a calentar un país africano en 0,4 ° C durante todo un año o calentar un condado de Estados Unidos 3 ° C un mes. Estos son cambios moderados pero tienen un impacto considerable en las sociedades".

"A menudo pensamos en la sociedad moderna, en gran medida independiente del medio ambiente, debido a los avances tecnológicos, pero nuestros hallazgos desafían esa idea", argumentó el coautor del estudio Edward Miguel, profesor de Medio Ambiente y Recursos Económicos de Oxfam y director del Centro para la Acción Global Eficaz (CEGA) de UC-Berkeley.

"En la actualidad, hay varias hipótesis que explican por qué el clima puede influir en el conflicto. Por ejemplo, sabemos que los cambios en la forma del clima prevalecen sobre las condiciones económicas, en particular en las economías agrarias, y los estudios sugieren que las personas son más propensas a tomar las armas cuando la economía se deteriora, tal vez en parte para mantener sus medios de subsistencia", explica Hsiang.

No obstante, Burke cree que es muy probable que haya múltiples mecanismos en juego, ya que ninguna teoría explica toda la evidencia. Si bien el estudio encuentra una fuerte evidencia de que los fenómenos climáticos pueden ser una causa de conflicto, los investigadores destacaron que no se señalan al clima como la única o principal causa de conflicto, advirtiendo de que las dinámicas de los conflictos son complejas y siguen siendo poco conocidas.

Fuente: Europa Press 

El efecto dominó del rápido deshielo en el Ártico

Alterará la dieta y reproducción tanto de especies terrestres como marinas y favorecerá la transmisión de enfermedades ahora aisladas.

Un zorro ártico en la tundra de Groenlandia. (Jeff Kerby, Eric Post lab, Penn State University)
Durante las dos últimas décadas, el Ártico se ha calentado el doble de rápido que el resto del planeta, hasta el punto de que el año pasado la extensión de hielo marcó su mínimo histórico desde que se toman registros. El calentamiento del Ártico influye en la flora y la fauna. Y si continúa derritiéndose al rápido ritmo actual no sólo los animales marinos resultarán seriamente afectados. Especies terrestres, como el caribú, el zorro ártico o la morsa (semiacuática) tendrán que hacer frente a un ecosistema hostil en los próximos años al que tendrán que adaptarse para seguir obteniendo alimento y reproduciéndose.

Así lo advierte un estudio publicado esta semana en la revista 'Science', que alerta también de que patógenos que han permanecido aislados podrían extenderse a otras comunidades a medida que aumente la movilidad de las especies por el deshielo.

El objetivo de esta investigación, liderada por Eric Post, profesor de la Penn State University, es estudiar el efecto dominó que la pérdida de hielo ocasionará tanto en los animales marinos como en aquellas especies terrestres que viven junto al hielo y que forman parte de este rico ecosistema. Y para ello, han examinado las relaciones entre algas, plancton, ballenas o animales terrestres como el caribú o el zorro ártico o polar ('Vulpes lagopus').

Un caribú en Groenlandia. (Jeff Kerby)
Y es que, según señala Post, que en la actualidad se encuentra en Groenlandia, hasta ahora los efectos del deshielo y del calentamiento en los microorganismos que viven bajo el hielo han recibido mucha atención por parte de los científicos, pero los animales que viven cerca del hielo probablemente también están sintiendo los efectos.

Alteración de la dieta

El profesor afirma que tras el récord de deshielo alcanzado en agosto de 2012, se espera que la capa de hielo siga derritiéndose a un ritmo acelerado. Según explica, esta previsible aceleración en el deshielo se deberá en parte, a la pérdida de albedo, es decir, el porcentaje de radiación que la superficie blanca (cubierta de hielo) refleja respecto a la luz solar que le llega. Cuando el albedo disminuye porque la superficie helada es más pequeña, aumenta el calentamiento.

Hay numerosos ejemplos de cómo el deshielo puede causar estragos en los ecosistemas. Así, afecta al contenido de las algas que crecen en las capas heladas, haciéndolas menos nutritivas para los depredadores marinos. Menos hielo significará también que algunos vertebrados dispondrán de menos superficie para cazar, reproducirse y descansar.

Además de afectar, como ya se está detectando, a las algas y el fitoplancton del que se nutren animales marinos, los terrestres también podrían ver reducidas las plantas de las que se alimentan en tierra.

Especies híbridas

Asimismo, los investigadores temen que otro efecto indirecto sea un cambio en la forma en la que se mezclan las poblaciones. Las poblaciones de lobos o zorros árticosque actualmente están aisladas sólo durante el verano podrían estarlo durante temporadas más largas. Y es que un periodo más largo sin hielo, que promueve los intercambios entre poblaciones, podría suponer un declive en los cruces.

No obstante, en otras especies el efecto podría ser justo el contrario: "Sabemos que para algunas especies el hielo es una barrera. Así que una estación sin hielo más larga probablemente fomentará que la población se mezcle, reduciendo la diferenciación genética", señala Post.

Por ejemplo, los osos polares ('Ursus maritimus') cada vez pasan más tiempo en compañía de los osos grizzly ('Ursus arctos horribilis'), con los que antes tenían menos contacto, lo que ha ocasionado que se apareen, dando lugar a una especie híbrida.

Transmisión de enfermedades

Por otro lado, el contagio de patógenos que hasta ahora estaban aislados es otro de los riesgos si aumenta el contacto entre las especies del Ártico oriental y occidental. Por ejemplo, una población que actualmente tenga un cierto patógeno podría contagiárselo a otro que anteriormente no habría podido estar expuesta.

Podría ser el caso del virus del moquillo de los fócidos (PDV por sus siglas en inglés), que afecta sólo a las focas del Ártico oriental. Si estas focas comienzan a mezclarse con las del Ártico occidental el virus probablemente se extenderá a otras poblaciones.

Aumento del tráfico marítimo

La acción del hombre, hasta ahora bastante discreta debido a que se trata de zonas hostiles y de difícil acceso gracias al hielo, podría alterar aún más la vida de las especies árticas. Y es que a medida que el hielo se derrite, vías que solían permanecer heladas durante la mayor parte del año y por tanto eran inaccesibles, son navegables.

El incremento del tráfico marítimo, advierten, es una amenaza para estos ecosistemas a la que se sumaría los planes para realizar prospecciones en busca de gas, petróleo y minerales. Entre las especies más vulnerables a la explotación de estas zonas estarían la ballena boreal ('Balaena mysticetus') y la morsa del Pacífico ('Odobenus rosmarus divergens').

El el ártico canadiense, el aumento del tráfico de barcos y el comienzo tardío de la temporada helada podría alterar la migración anual de los caribúes. No obstante, los científicos recuerdan que la pérdida de hielo también podría evitar los brotes esporádicos de rabia en Svalbard que son atribuidos a la llegada de los zorros polares desde la Rusia continental. La reducción de la capa de hielo minimizaría o eliminaría estos movimientos.

Fuente: El Mundo