Los pueblos más curiosos de Europa

Un viaje desde España a Noruega, a través de pequeños pueblos perdidos con un encanto a prueba de vértigo, sorprendentes castillos de película, el curioso pueblo de Popeye el Marino o acompañar a unos lugareños que viven literalmente sobre la superficie de un lago.

HALLSTATT, UN LUGAR DE CUENTO EN AUSTRIA. Montañas de fondo a orillas de un lago, nevado en invierno y rodeado de bosques en verano… Así es Hallstatt, que descrito por María Cruz Díaz, una de las viajeras que estuvo allí, nos ofrece “un lugar idílico, un pueblecito precioso con su torre de la iglesia en aguja, a orillas de un lago, rodeado de montañas, como sacado de un cuento de hadas”. Según María, “etimológicamente el nombre procede de Hall, sal en celta, debido a las abundantes minas de sal que existen en el entorno.”

ROTHENBURG OB DER TAUBER, EL PUEBLO DE PINOCHO. El centro histórico de Rothenburg ob der Tauber es una de las atracciones turísticas más famosas de Baviera. Su conservación es tan buena que da la sensación de haber viajado hacia atrás sin necesidad de usar máquina del tiempo ni nada. Pero, ¿por qué es tan original este pueblo? Bueno, pues por ser el pueblo que inspiró la película de Disney “Pinocho”, y por tanto el lugar donde Geppetto fabricó a su querido niño de madera.

BLED, EL PUEBLO DEL LAGO. En Eslovenia, Bled es un precioso pueblo localizado en la zona de los Alpes Julianos. Como destino para descubrir es una maravilla, y mucha gente lo visita atraída por su lago, lo más característico que tiene el pueblo y cuyo punto más bonito es la preciosa isla que hay en el centro. Allí hay una iglesia a la que se puede llegar en bote y desde donde se tienen unas vistas increíbles de las montañas.

MANAROLA, LA COSTA ITALIANA. Manarola, un pequeño pueblo de tradición pesquera, forma parte por derecho propio entre los pueblos más bellos de Europa. Ubicado en un acantilado, con preciosas casas de colores, es uno de los denominados Cinque Terre, cinco pueblos caracterizados por localizarse en terrazas al borde del Mar de Liguria. Los otros cuatro pueblos son Monterosso, Vernazza, Corniglia y Riomaggiore. 

MONTE SAINT-MICHEL, EL PUEBLO SOBRE UNA ISLA. Posiblemente, Saint-Michel sea uno de los sitios más bonitos de toda la Baja Normandía, en Francia. Para situarnos, Saint-Michel es un islote que se une a tierra por una pequeña carretera. En su cumbre está la abadía, coronada por una estatua del Arcángel San Miguel. Además de su más que obvia belleza exterior, Saint-Michel es un paraíso desde dentro, con sus calles medievales y escaleras de piedra. Precioso y original al mismo tiempo.

CASTELLFULLIT DE LA ROCA, GIRONA. Otro pueblo ubicado en lo alto de un riscal es Castellfullit de la Roca, en Girona. Un lugar pequeño, de menos de 1 kilómetro cuadrado de superficie, pero con paisajes preciosos que merecen la pena visitar con mucho detenimiento. Rubén López comenta cómo fue su experiencia: “Entre Gerona y Olot encontramos el desvío a la población de Castellfullit de la Roca. Pocos kilómetros antes de llegar ya tienes las primeras vistas que impresionan y hacen que pares el coche para empezar a disparar. Antes de llegar, vemos un desvío que baja justo al pie de la pared en donde está el pueblo y nos sorprende un arroyo con un fantástico puente de madera y piedra.”

EL PUEBLO DE POPEYE, MALTA. Bueno, este último pueblo de la lista es más un parque temático que un pueblo pero, es ideal para frikis. Pertenece a la localidad de Mellieha y en su día (1980) su construcción sirvió de decorado para rodar la película de Popeye. De hecho, pasear por sus calles es como convertirse en un dibujo animado.